¿Quién dijo que el tamaño no importa? Cuando se trata de vacas o mejor dicho sobre el efecto nocivo del gas metano que producen sobre el medio ambiente, cuanto más pequeñas, mejor.
Ésta parece ser la máxima que se está imponiendo en algunas granjas de Estados Unidos, donde está creciendo la tendencia a criar vacas en miniatura.
Después de investigar durante muchos años, descubrimos que producen mucho menos metano
Richard Gradwohl, granjero.
Existen cerca de 26 razas de minivacas en todo el mundo, las más altas apenas superan el metro y las hay incluso de menos de 80 centímetros.
"Cuando comencé a probar con estas reces en miniatura, todo el mundo pensó que estaba loco", le cuenta a BBC Mundo el profesor y granjero Richard Gradwohl, quien en su centro de investigación desarrolló 18 de estas 26 variedades.
Y aunque su objetivo inicial fue crear estos animales con el fin de suplir las necesidades de siete mercados diferentes -de los cuales el de las mascotas sigue siendo el más popular- muy pronto notó los beneficios ambientales de las miniaturas.
"Después de investigar durante muchos años, descubrimos que producen mucho menos metano", afirma Gradwohl. El metano es uno de los varios gases con efecto invernadero que contribuyen al cambio climático.
Según explica Gradwhol, diez minivacas generan la misma cantidad de este gas que una grande.
Menos terreno, más carne.
Mucha gente quiere a las vacas en miniatura como mascotas.
"Por otra parte, en un terreno de cinco hectáreas, en el que caben dos vacas, entran diez minivacas", dice.
De ahí se desprende que cada hectárea tiene un rendimiento mayor por kilo de carne.
¿Cómo es posible si las vacas son más pequeñas?
Esto se debe a una serie de factores y en particular a que la relación entre el peso del animal vivo y la cantidad de carne comestible que se obtiene de él no es la misma en un animal grande que en uno pequeño.
Cuando un animal de 450 kilos va al matadero pierde cerca del 40%. Quedan entonces una res de 270 kilos, cuando la conviertes en carne comestible pierdes otro 20% y finalmente terminas con 216 kilos. En una animal pequeño se pierde mucho menos R. Gradwohl.
"Cuando una vaca de 450 kilos va al matadero pierde cerca del 40% en huesos, cabeza y órganos internos. Queda entonces una res de 270 kilos. Cuando la conviertes en carne comestible pierdes otro 20% y, finalmente, terminas con algo así como 216 kilos", explica Gradwohl.
"En una animal pequeño se pierde mucho menos. Si la vaca pesa unos 270 kilos, cuando va al matadero en vez de perder el 40%, pierde el 30% y cuando conviertes lo que queda en carne comestible, en vez del 20%, pierdes el 15%. Entonces, un animal pequeño puede producir hasta 160 kilos de carne comestible", dice el granjero.
Estos porcentajes son menores porque las vacas en miniatura tienen huesos más pequeños y menos cantidad de grasa.
Como carne de ternera.
Richard Gradwohl, junto a una de sus creaciones.
Al aumentar el rendimiento por hectárea, los ranchos necesitan menos terreno para producir la misma cantidad de carne.
Esto es crucial, sobre todo en áreas donde el avance de la agricultura y la ganadería son las principales causas de la deforestación.
En cuanto al sabor, Gradwohl argumenta que la carne de minivaca es aún más sabrosa, ya que el gusto está relacionado con la longitud de los músculos. "Cuanto más cortos, más rica es la carne. En ese aspecto es parecida a la carne de ternera", señala.
En Estados Unidos -donde el consumo anual de carne vacuna por persona es de 43 kilos- ya hay unas 20.000 miniaturas.
Sería interesante ver si la moda prende en otros países, como Uruguay o Argentina, donde el consumo de carne per cápita asciende a 58,2% (el país que más consume por persona en el mundo) y 56,2%, respectivamente.
Fuente: BBC
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