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viernes, 21 de mayo de 2010

Craig Venter, el hombre del proyecto de vida artificial



El proyecto de vida artificial de Craig Venter ha costado unos US$40 millones.
Sus seguidores dicen que es "uno de los más importantes científicos del siglo por sus numerosas e invaluables contribuciones a la investigación genómica".


Sus críticos lo han vilipendiado por los grandes intereses económicos que siempre han impulsado a su investigación.

Lo cierto es que Craig Venter, el biólogo y empresario estadounidense que ocupa ahora los titulares por haber creado lo que dice es una "célula artificial" siempre ha estado rodeado de controversia.

La primera vez que el mundo escuchó hablar de él fue cuando en los años 80 Venter decidió renunciar al proyecto del genoma humano financiado por fondos públicos para establecer un programa financiado de forma privada que competiría directamente con la iniciativa del gobierno estadounidense.

clic Opine: ¿Cuál será el impacto de crear vida artificial?

En 1998 anunció la formación de una compañía comercial, Celera Genomics, para poder secuenciar todo el genoma humano en sólo tres años.

En ese entonces el proyecto gubernamental del genoma estaba en el tercer año de un programa de 10 años.

Así, el científico convirtió en una carrera los esfuerzos para secuenciar el genoma y al mismo tiempo se ganó muchos enemigos en la comunidad científica.

Al final el investigador logró diseñar un método mucho menos preciso pero mucho más rápido para secuenciar el ADN.

Y desde entonces se le conoció por la poca modestia con que conquistaba sus logros.

"¿Tiene mi ciencia un nivel similar al de otras personas que se han ganado el Nobel? Sí", era una de sus típicas declaraciones.

Sentido de urgencia

Craig Venter nació en 1946 y durante su infancia y adolescencia nunca se distinguió por sus logros académicos. Más bien dedicó su juventud a los placeres del surf en las playas de California.
Pero en 1967 fue llamado a las filas para combatir en la guerra de Vietnam donde trabajó como ayudante en un hospital naval.

Eso, dijo, lo hizo darse cuenta de dos cosas: su deseo de convertirse en un médico, y su convicción de que el tiempo no debería perderse.

"La vida era muy barata en Vietnam. Allí fue donde surgió mi sentido de urgencia" expresó Venter.

Venter se graduó de la Escuela de Medicina de la Universidad de California, en San Diego, prefirió la investigación a la práctica y comenzó a dar clases en la Universidad de Nueva York.

En los Institutos Nacionales de Salud, donde comenzó a trabajar en 1984, se dio cuenta de la importancia de la descodificación de los genes y frustrado por el lento progreso del proyecto gubernamental comenzó a diseñar su propia técnica para acelerar este proceso.

Hoy, muchos reconocen que gracias a sus esfuerzos en el campo de la genómica se aceleró todo el proceso del genoma humano.

Y también ayudó a que Venter se volviera un científico muy adinerado que se mueve en jets y yates privados.

Varias veces el investigador ha salido a defenderse ante los medios de comunicación que lo acusan de estar más interesado en las ganancias financieras que en extender los límites del conocimiento científico.

¿Revolución industrial?

Después de la publicación del genoma, el investigador centró su atención en otro gran proyecto: la creación de formas de vida sintética.

Con ese objetivo estableció el Instituto J Craig Venter, en Maryland, donde unos 400 científicos han estado durante los últimos 15 años trabajando afanosamente en esa empresa.
Su primer gran "logro" en este campo fue en 2008 cuando el equipo de científicos logró producir el genoma completo de una bacteria.

Ahora el resultado de esta investigación -publicado en la revista Science- fue un organismo, una "célula sintética", controlado totalmente por ese genoma artificial.

Desde una perspectiva ética, sin embargo, lo que preocupa a muchos es que la innovación científica de Venter ha ocurrido bajo un manto de confidencialidad comercial.

Algunos científicos lo acusan de llevar a cabo sus investigaciones de forma muy poco democrática, de forma opuesta a la apertura y transparencia que subyace a la "buena ciencia".

Su proyecto de vida artificial, por ejemplo, ha sido en gran parte financiado por empresas petroleras en Estados Unidos.

Lo cierto es que Craig Venter está en una posición muy inusual para un científico: tener suficiente dinero y recursos para dedicarse a la ciencia que le gusta sin tener que depender de fuentes burocráticas de financiamiento e infraestructura.

Además, ha tenido tiempo de dedicarse a otros pasatiempos, como viajar en su yate por los océanos del mundo coleccionando formas de vida marinas.

Tal como dijo a BBC Mundo el profesor Jesús del Mazo, biólogo molecular del Centro Superior de Investigaciones Científicas de España, Craig Venter ha ayudado a mejorar las técnicas y ampliar los métodos con que los científicos trabajan hoy en día.

"Pero esta última investigación está bastante lejos de la concesión periodística de decir 'creación de vida'" expresa el científico.

"Venter es un muy buen científico pero tiene el peligro -como ocurre en otros campos- de los protagonismos. Porque estos grandes proyectos con figuras de gran espectacularidad, a veces más inflada de lo que es, pueden generar errores bastante graves".

"Fundamentalmente por el hecho de que generan una percepción social de que en la ciencia sólo se progresa con grandes proyectos 'espectaculares', cuando en la ciencia se progresa realmente con pequeños descubrimientos", dice el profesor del Mazo.

Craig Venter, sin embargo, una vez más enfrentó sus logros con muy poca modestia.

"Pensamos que es un paso importante, tanto científica como filosóficamente. Ciertamente ha cambiado mi visión de la definición de lo que es vida y de cómo funciona la vida", expresó el investigador.

BBC Mundo

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