Japón lanzó este viernes la sofisticada sonda espacial Akatsuki a Venus para estudiar su atmósfera de forma detallada y sin precedentes.
La sonda fue puesta en órbita por el cohete H-IIA lanzado desde el centro espacial Tanegashima, al sur del país, a las 06.58 hora local (21.58 GMT).
Akatsuki llegará a Venus en diciembre y entre sus objetivos está encontrar evidencia definitiva de relámpagos y volcanes activos.
Éste fue el segundo intento de lanzamiento del H-IIA. Un intento anterior —a principios de semana— fue cancelado debido a una espesa capa de nubes sobre las instalaciones de Tanegashima.
El despegue.
Al contrario del intento anterior, el lanzamiento de este viernes, se llevó a cabo bajo un cielo brillante. El cohete de 53 metros de altura voló hacia el sureste del océano Pacífico.
Su despegue fue programado segundo a segundo para asegurarse que Akatsuki tomara la trayectoria correcta para distinguir a Venus.
En cualquier caso, está previsto un vuelo complicado para el cohete H-IIA, que también llevará a cabo otros cinco experimentos, como el de un pequeño satélite para practicar una técnica de navegación en la luz solar.
Una vez que Akatsuki llegue a Venus, no estará sola. La sonda llevará a cabo observaciones conjuntas con la nave de la Agencia Espacial Europea —Venus Express— que llegó al planeta en 2006.
Comparaciones planetarias
Venus es casi del mismo tamaño que nuestro planeta y se cree que tienen una composición similar, pero ahí termina el parecido.
Posee una atmósfera densa, principalmente de dióxido de carbono, que actúa como una manta atrapando la radiación solar y calentando la superficie del planeta a una temperatura promedio de 460ºC (860ºF).
La presión en la superficie es alrededor de 90 veces más que la de la Tierra. De hecho, varias sondas soviéticas enviadas a Venus en la década de 1960 fueron aplastadas en cuanto se acercaban a la superficie.
Mediante el estudio de estas hostiles condiciones, los científicos esperan entender mejor cómo podría evolucionar un futuro calentamiento en nuestro propio planeta.
"Aunque se cree que Venus se ha formado en condiciones similares a las de la Tierra, es un mundo completamente diferente de nuestro planeta con temperaturas extremadamente altas, debido al efecto invernadero del dióxido de carbono y un atmósfera cubierta por densas nubes de ácido sulfúrico", explicó el científico Takeshi Imamura, líder del proyecto de Akatsuki.
"Usando (a Akatsuki) para investigar la atmósfera de Venus y compararla con la de la Tierra, esperamos aprender más sobre los factores que determinan los ambientes planetarios".
Akatsuki utilizará su sensibilidad a rayos infrarrojos para tratar de encontrar volcanes activos.
A la caza del volcán.
La gruesa atmósfera de Venus es opaca para los instrumentos que operan sólo en longitudes de onda visibles. Por ello, la sonda japonesa lleva cinco cámaras que son sensibles a las zonas infrarroja y ultravioleta del espectro electromagnético.
El equipo japonés quiere entender mejor por qué los sistemas meteorológicos de Venus se mueven con tanta rapidez.
"En Venus, el viento de alta velocidad sopla en el sentido de rotación del planeta, con una velocidad de 400 kilómetros por hora, llegando a una altitud de alrededor de 60 km de la superficie", explicó Imamura.
"Este viento sopla 60 veces más rápido que la rotación del planeta, que es muy lenta (un día venusiano tiene 243 días terrestres). Akatsuki investigará por qué se produce este misterioso fenómeno. Otro objetivo es estudiar la formación de las gruesas nubes de ácido sulfúrico que rodean a Venus y detectar relámpagos en el planeta. "
La sensibilidad a los rayos infrarrojos también se puede utilizar para estudiar la composición de la superficie. Akatsuki utilizará esta capacidad para tratar de encontrar volcanes activos.
La sonda europea Venus Express descubrió recientemente flujos de lava que podrían tener menos de 250.000 años de antigüedad.
clic Vea también: Venus sigue siendo volcánicamente activo
Veleo solar
El cohete H-IIA también transporta pequeños satélites, algunos de sólo unos pocos kilos.
El interés se ha centrado en un proyecto de navegación solar llamado Ikaros (Interplanetary Kite-craft Accelerated by Raditation of the Sun).
En los próximos días, esta nave espacial de 320 kilos, 1,6 metros de ancho y en forma de disco desplegará una membrana ultraligera. La presión de la luz solar que cae sobre esta película delgada debe conducir el disco hacia Venus detrás de Akatsuki.
Este tipo de técnica de "navegación solar" ha sido promocionada como una alternativa para mover las naves espaciales alrededor de todo el sistema solar o simplemente para ayudar a los satélites convencionales a mantener sus órbitas de forma más eficiente.
La "vela" de gran tamaño (14 metros cuadrados) también incorpora paneles solares para generar energía.
El equipo en la misión estará observando si Ikaros produce una aceleración medible y qué tan bien puede dirigir a la nave por el espacio.
El equipo de Ikaros reconoce que el despliegue de la gran vela y mantenerla bajo control puede ser extremadamente difícil.
"Llevamos a cabo muchos experimentos sobre el terreno y también lanzamos la membrana a bordo de un cohete sonda", dijo el científico líder del proyecto, Osamu Mori.
"Incluso la mandamos muy arriba en el cielo en un globo grande, para extender la película en un ambiente casi vacío. Sufrimos muchos fracasos, pero seguimos buscando el método de implementación más fiable y eso nos llevó a la modelo que he construido ahora. Creo que va a tener éxito ", concluyó.
Via: BBC Mundo
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