"Nuestros hallazgos subrayan la importancia de tener en cuenta la naturaleza aleatoria de ciertos procesos como el crecimiento de la población o la extinción”, explica Kimmel, que añade que hasta ahora los modelos usados para “encontrar” a la Eva mitocondrial obviaban este aspecto.
Rastrear los genomas mitocondriales es el modo que tienen los genetistas de simplificar la búsqueda de ancestros comunes, ya que mientras el genoma humano completo contiene más de 20.000 genes, la mitocondria (organela celular que funciona como central energética en la célula) sólo alberga 37 genes, y contiene una región que funciona como un “reloj molecular”. Además, puesto que cada persona hereda el genoma mitocondrial de su madre, todos los linajes convergen en uno sólo, que sería el de nuestro ancestro común femenino, la llamada “Eva mitocondrial”.
Además de ayudarnos situar nuestros orígenes, Kimmel recuerda que el estudio ayuda a conocer los patrones de la variabilidad genética de la población actual, lo cual tendrá interesantes aplicaciones médicas.
Fuente: MUY interesante
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