La seda de araña no sólo es uno de los materiales más flexibles y resistentes que existen. Este extraordinario producto de la naturaleza acaba de ser utilizado para fabricar las cuerdas de un violín que emite un timbre "suave y profundo". Así lo asegura Shigeyoshi Osaki, el investigador japonés que ha incorporado la seda de araña a este instrumento. Su música, asegura, es distinta a la de los violines con cuerdas fabricadas con otros materiales.
Los detalles de su violín se publicarán próximamente en 'Physical Review Letters', aunque el investigador ha adelantado ya sus características.
Fabricar las cuerdas de un instrumento musical a partir de seda de araña no ha sido tarea sencilla. Shigeyoshi Osaki lleva más de 35 años estudiando las propiedades fisicoquímicas de este material, según ha explicado a ELMUNDO.es a través de un correo electrónico.
Las arañas tienen diferentes glándulas que segregan distintos tipos de seda. Las propiedades de cada una de ellas la hacen idónea para un determinado fin. Por ejemplo, crear una red resistente, conseguir una tela pegajosa en la que queden atrapadas sus víctimas o envolver los huevos. Osaki se centró en la denominada seda 'dragline', la más interesante para los científicos por sus fantásticas propiedades físicas. Las proteínas que componen este tipo de seda tienen una estructura molecular única que le proporciona una extraordinaria fuerza y la flexibilidad.
Uno de los principales obstáculos, que logró resolver gracias a la experiencia acumulada durante estos años, fue conseguir hilos de seda enteros: "Era muy difícil sacar esta seda del abdomen de las arañas, porque suelen cortarla cuando la segregan. Por lo tanto, tuve que 'comunicarme' con ellas. En otras palabras, fue necesario entender el hábitat de cada una de las arañas para poder obtener hilos largos", asegura.
Arañas de seda de oro
El investigador japonés utilizó 300 ejemplares de la especie 'Nephila maculata', famosa por fabricar la telaraña más resistente que se conoce y conocida popularmente como araña de seda de oro debido al color de la tela que produce.
Fabricar cada cuerda fue un trabajo muy laborioso. Cada una estaba compuesta por entre 3.000 y 5.000 hilos individuales, que fueron retorcidos en la misma dirección para conseguir un manojo de hebras. Las cuerdas se obtuvieron a partir de tres ramilletes, que fueron retorcidos en la dirección opuesta. De esta forma, consiguieron una estructura compacta que apenas deja espacio entre los hilos.
Posteriormente, se midió su resistencia para comprobar si serían capaces de resistir sin romperse cuando fueran tensadas durante un periodo largo de tiempo, por ejemplo, durante un concierto.
Asegura Osaki que cuando comenzó sus investigaciones no pensó en que llegaría a aplicar la seda de araña a un instrumento musical. En 1990 el investigador desarrolló un método denominado 'método microonda de Osaki' ['Osaki´s microwave method'], con el que estudió la orientación de las fibras de colágeno en tejidos humanos, en polímeros y las propiedades de la seda de araña. "Las propiedades mecánicas de las fibras de colágeno y de los polímeros son parecidas a las de las cuerdas", afirma.
Intentos fallidos
"En 2006 se comprobó que un pequeño ramillete (de 13 centímetros de longitud) compuesto por unos 190.000 filamentos de seda 'dragline' recogidos de los abdómenes de 300 arañas era capaz de resistir el peso de un hombre adulto". Sin embargo, la densidad de los manojos de seda era muy baja, a pesar de que se usó una gran cantidad de filamentos", señala. A Osaka se le ocurrió entonces que si lograban que estos manojos formaran cuerdas con una gran resistencia mecánica y una elasticidad alta, podrían ser utilizados como cuerdas para instrumentos musicales.
Finalmente, el investigador logró fabricarlas tras numerosos intentos fallidos y después de recibir clases para saber más sobre el funcionamiento de este instrumento.
Y es que, aunque Osaki no es músico, admite que desde hace años se ha sentido atraído por la música de violín: "Nunca había tocado este instrumento, aunque iba a menudo a conciertos de violín. Hace diez años ya estaba interesado en él, desde que oí su música en la iglesia. No he podido olvidarla", asegura.
"Intenté fabricar cuerdas para este instrumento, pero se rompían con facilidad. Así que decidí recibir clases de violín, pues pensé que necesitaba saber cómo funcionan estas cuerdas. Si era capaz de comprender la forma en que se toca el violín, pensé que podría desarrollar cuerdas que fuesen mecánicamente más resistentes".
Una vez que logró su objetivo, el investigador comprobó que las cuerdas fabricadas con seda de araña emiten "un tono único": "Varios violinistas profesionales lo evaluaron", señala.
Osaka está centrado ahora en el desarrollo de un método que permita obtener cuerdas de seda a gran escala. Por lo que respecta al coste, asegura que es difícil calcularlo. De momento, su violín sigue siendo una pieza única.
Fuente: http://www.elmundo.es/elmundo/2012/03/05/ciencia/1330955561.html?cid=GNEW970103
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