Los gases de los animales de granja (pedos y eructos) constituyen el 16 % de las emisiones mundiales de metano, un gas de efecto invernadero 20 veces más nocivo que el dióxido de carbono.
En otras palabras, si hemos de buscar maneras de combatir el calentamiento global, una de ellas debe pasar por controlar a estos animales. Es lo que han empezado a hacer científicos de la Universidad de Gales. Alterando la dieta de dichos animales, pretenden reducir las flatulencias de vacas y ovejas.
El ingrediente secreto que, al parecer, debe incluirse en la dieta animal es el ajo. Un diente de ajo alivia el proceso digestivo de los animales al acabar con los microbios que, en su aparato digestivo, producen el metano.
Por ejemplo, las emisiones de gas de una vaca (unos 490 litros de metano diarios, una barbaridad si tenemos en cuenta que un ser humano emite menos de un litro) descendieron un 50 % cuando se le aplicó esta nueva dieta. Ahora toca investigar, por otra parte, si sazonar la comida de la vaca con ajo puede modificar el gusto de la leche y de la carne.
Vía | Popular Science
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