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martes, 22 de junio de 2010

Resuelven el Misterio del Pigmento Azul Pálido del Antiguo Egipto


La mayor parte de la cerámica egipcia no está decorada, pero durante el período entre el 1550 y el 1079 a.C., cuando el Antiguo Egipto estaba en su máximo esplendor, una variedad de cerámica fue decorada elegantemente con un azul pálido característico.


La cerámica ha sido encontrada en muchos lugares de Egipto y también en Oriente Medio y en Sudán.

Dado el restringido uso que se le dio al pigmento, y teniendo en cuenta los yacimientos arqueológicos en que fueron hallados los restos, se cree que probablemente sólo estaba disponible para los artesanos vinculados a residencias reales importantes.

El azul pálido es distinguible a primera vista de otros tonos azules o azulados empleados en la cerámica vidriada y decorada común desde el año 3.000 a.C. en adelante.

Pero es difícil crear patrones duraderos con pigmento de cobre sobre la cerámica. Por eso, en lugar de cobre, el colorante utilizado en la mayor parte de la cerámica pintada con ese tono azul tan especial es el cobalto.

¿De dónde provino el mineral que contenía cobalto? El análisis de la pintura mostró que el cobalto estaba acompañado de vestigios de zinc, níquel y manganeso, una mezcla de elementos lo bastante distintiva como para servir de "huella dactilar" química.

A principios de la década de 1980, se propuso la hipótesis de que el cobalto pudo haber provenido del oasis de Dakhleh.

En el pasado, en el extremo occidental del oasis de Dakhleh, fueron excavados en la roca cuatro pozos de mina. Escalones tallados en el interior de los pozos de mina permitían un descenso seguro a los trabajadores. Los pozos brindaban el acceso a galerías horizontales, algunas con una longitud de 15 metros, que seguían el curso de venas horizontales del mineral de alumbre.

El alumbre probablemente era explotado en la antigüedad para varios usos, algunos de los cuales no tenían nada que ver con el color. Los egipcios, por ejemplo, usaban el alumbre con el fin de preparar telas para que absorbieran tinte.

¿Se le daba al alumbre del Oasis de Dakhleh un uso general, o bien resultaría tener la misma "huella dactilar" química que la pintura azul pálido de la cerámica?

Para poder responder a esta pregunta, Jennifer Smith, profesora de ciencias de la Tierra y planetarias en la Universidad Washington en San Luis, Estados Unidos, precisaba tomar muestras del mineral de alumbre y analizar su composición exacta.

Dado que necesitaba obtener muestras de material lo más inalterado posible, Smith tuvo que adentrarse hasta el extremo de una galería. Eso la obligó a internarse en una zona peligrosa y muy estrecha. Tan estrecha que tuvo que tenderse en el suelo y avanzar arrastrándose boca abajo.

La geóloga sufrió incluso un percance al pincharse en el pecho contra el extremo puntiagudo de un largo hueso, que resultó ser de un animal, aunque al principio la valiente investigadora asumió que podía estar arrastrándose por encima de cadáveres humanos.

La arriesgada inspección se saldó finalmente con la obtención de muestras válidas, que Smith se trajo de regreso a su universidad, donde las sometió a diversos análisis mediante instrumental sofisticado.

Los resultados de los análisis llevados a cabo por Smith mostraron que el alumbre sí contenía cobalto, a pesar de que no era particularmente rico en este elemento. Sin embargo, el cobalto estaba acompañado por vestigios de manganeso, níquel y zinc, la misma mezcla de elementos encontrada en la pintura azul.

Sorprendida por la baja concentración de cobalto, Smith se preguntó si los antiguos artesanos no habrían descubierto acaso una forma de concentrarlo en un lugar. Una de las muestras que ella recolectó, un fragmento de corteza ubicada en el borde de un pozo de mina parcialmente inundado, tenía un contenido más alto de cobalto que las demás.

Dado que el sulfato se disuelve con facilidad, y teniendo en cuenta que todo apunta a que las minas estuvieron sometidas a inundaciones en el pasado, la geóloga se planteó que probablemente el cobalto no era extraído de modo directo de la roca, sino usando agua y recogiendo los sedimentos dejados por ésta al evaporarse.

Smith, Colin A. Hope (un experto en la cerámica pintada de azul), y Paul Kucera (Universidad de Monash en Australia), describen la cerámica, las minas y el mineral en un capítulo del nuevo libro "Beyond the Horizon: Studies in Egyptian Art, Archaeology and History in Honour of Barry J. Kemp".


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