Marie Curie o Hipatia de Alejandría fueron precursoras en un ámbito reservado a los hombres. Hoy aún es difícil hallar laboratorios ocupados mayoritariamente por mujeres.
LEGENDARIA. La polaca Marie Curie, ganadora de dos premios Nobel, en Física y Química (Foto: EFE )
Fueron mujeres adelantadas a su época, mujeres que pelearon por conseguir sus aspiraciones aún en los tiempos donde no ocupaba el mejor lugar en la sociedad si no estaban bajo la sombra de un hombre.
Antepasados brillantes que hicieron grandes aportaciones en una época donde o eran madres o se desempeñaban en tareas ligadas a la vida doméstica.
La científica italiana Rita Levi-Montalcini, Premio Nobel de Medicina (1986), homenajea a sus predecesoras en Las pioneras, un libro escrito en colaboración con Giuseppina Tripodi. En él, hace un recuento de las principales mujeres que cambiaron la historia en la astronomía, la medicina, las matemáticas y la filosofía, de la antigüedad hasta hoy.
“Las capacidades intelectuales no tienen sexo. La religión no puede y no debe condicionar la profesión que se ejerce”, comentó en una ocasión la mítica bióloga.
En la antigüedad
Hipatia, famosa precursora de la ciencia, originaria de Alejandría (s. IV), hizo sus estudios en Roma y Atenas, donde destacó por sus ideas en la libertad de pensamiento.
Aunque le tocó vivir en tiempos donde si alguna mujer sobresalía en el estudio era considerada pagana, y por lo tanto una hereje que tenía que morir en la hoguera, fue maestra de filosofía, astronomía y matemáticas.
Decidió no abrazar la religión, lo que le valió el disgusto del obispo Cirilo, quien ordenó su muerte a manos de fanáticos religiosos que le arrancaron los ojos estando viva. Su vida fue recreada por el cineasta español de origen chileno Alejandro Amenábar en la premiada película Ágora.
Otra guerrera del conocimiento, según Rita Levi, fue la italiana Trotula de Ruggiero (hacia 1050), a quien las mujeres agradecen los grandes avances en la dermatología y la ginecología, pues en sus primeros tratados se describen una serie de remedios y curaciones para enfermedades de la piel, consejos para mejorar el estado físico mediante baños y masajes, además del estudio de nuevos métodos para reducir el dolor en el parto.
Todo bajo el seudónimo de Trottus, reconocida con su nombre masculino hasta el siglo XIX.
El salto femenino del Renacimiento
Muchas científicas del Renacimiento pertenecían a familias nobles porque sólo así se tenía acceso a la educación, privada o en un convento.
Por el contrario, a escondidas y bajos las restricciones familiares, las jóvenes menos favorecidas económicamente les resultaba difícil conseguir un libro.
Las pioneras destaca el trabajo de la danesa Sophie Brahe (1556-1643), que junto a su hermano Tycho, fue una de las revolucionarias de la teoría copernicana que determinaba que la Tierra giraba alrededor del Sol, además de sentar las bases de las teorías sobre la órbita de los planetas.
En aquellos tiempos donde se pensaba que los insectos eran bestias de Satanás, la suiza Ana María Sibylla consiguió ilustrar la metamorfosis de insectos, y por medio del estudio de las plantas logró descubrir sus propiedades medicinales.
Del Siglo de las Luces al siglo XX
Marie-Anne Lavoisier contribuyó con su marido, “el padre de la química moderna”, Antoine-Laurent Lavoisier, a la creación de la disciplina que sustituye a la alquimia. Es posible que muchos de los trabajos de ella se encuentran bajo la autoría de él.
El siglo de la razón se caracterizó por las nuevas ideas aportadas por Los Ilustradores, Montesquieu, Voltaire y Rousseau, quienes seguían alimentando el mito de la superioridad intelectual del hombre, aunque mujeres como Sophie Germain y Mary Fairfax ya hacían contribuciones en las matemáticas y en la química.
Nobel para madre e hija
Quién no necesita presentación es Marie Curie, Premio Nobel de Física (1903) y Química (1911), descubridora de dos elementos: el radio, un metal radiactivo aplicado en el tratamiento de tumores, y el polonio, llamado así en honor a su país de origen. Más tarde en 1935 se le concede el Premio Nobel de Química a su hija Irène. Dentro de la informática la primera mujer en utilizar el concepto de “inteligencia artificial” fueo Ada Augusta Byron, que trabajaba en el diseño de calculadoras con tarjetas perforadas para calcular fórmulas algebraicas.
No todo es color de rosa en ciencia
La situación de la mujer científica no ha cambiado mucho en lo que se refiere a desigualdad de género. “Hay mucha gente a nivel predoctoral y posdoctoral, pero el nivel de investigadoras o catedráticas es bajo, los componentes familiares les impiden seguir progresando profesionalmente”, comenta la doctora Francisca Puertas, investigadora española.
Sin embargo, existen mujeres que dedican su vida a la ciencia, como Rita Levi Montalcini (Turín, 1909), que nunca se casó ni tuvo hijos. Se estableció un tiempo en Misuri (EU) para continuar sus estudios de neurología, y años más tarde se mudó definitivamente a Roma para asumir la dirección del Instituto de Biología Celular. También descubrió la sustancia que provoca el crecimiento de neuronas conocida como factor de crecimiento de los nervios. (EFE-Reportajes)
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