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miércoles, 23 de septiembre de 2015

Vulcano: el planeta que nunca existió

En 1859, el astrónomo francés Urbain Le Verrier detectó pequeñas anomalías en la órbita de Mercurio.
      

Según las leyes de Newton, aquel debería describir una elipsis alrededor del Sol. Ahora bien, si incluimos los tirones gravitacionales del resto de los planetas, aparece un efecto peculiar: el desplazamiento no se mantiene estático en el espacio, sino que empieza a rotar.

El fenómeno se conoce como avance del perihelio –el punto de la órbita más cercano al Sol– y se puede calcular con la teoría newtoniana de la gravedad. El resultado es de 531 segundos de arco por siglo. O dicho de otro modo, el perihelio de Mercurio da una vuelta completa al Sol cada 244.000 años.

Pero las observaciones de Le Verrier no cuadraban con la predicción: dicho perihelio iba un 8 % más deprisa de lo que establecía la mecánica celeste. El científico postuló que se debía a la influencia de un planeta todavía no detectado, al que bautizó como Vulcano. Tras intensas e infructuosas búsquedas, los astrónomos decidieron que tal objeto no existía y dejaron aparcada la casi inapreciable discrepancia de 43 segundos de arco por siglo.


Y fue esa simple chinita en el zapato de la astronomía una de las pruebas que avalaron relatividad general de Einstein: el desfase era explicado exactamente por su teoría, que presentó el 15 de noviembre de 1915. Luego, otras pruebas, como las observaciones de la luz de las estrellas durante un eclipse total de Sol, la respaldaron.

MUY INTERESANTE

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