Una investigación llevada a cabo en Inglaterra revela que el efecto es el contrario: la obesidad y el exceso de peso los hace inactivos.
El estudio, llevado a cabo durante 11 años con más de 200 niños en Plymouth, concluye que los programas para combatir la obesidad deberían enfocarse más en lo que los niños comen que en cuánto ejercicio hacen.
No todos, sin embargo, están de acuerdo con la investigación, que aparece publicada en Archives of Disease in Childhood (Archivos de Enfermedades Infantiles).
El estudio, que forma parte de una investigación más amplia sobre diabetes infantil que está siendo llevada a cabo por científicos de la Escuela Médica Peninsula, en Inglaterra, afirma que no está disputando que exista una asociación entre actividad física y grasa corporal.
Y tampoco se está sugiriendo que el ejercicio no sea bueno para los niños.
Lo que cuestiona es el valor de la actividad física como forma de atacar la obesidad.
Más grasa, menos actividad
Como parte del estudio a largo plazo, los investigadores monitorearon la grasa corporal de los niños participantes y la cantidad de ejercicio que realizan en intervalos regulares durante tres años.
Los científicos no encontraron indicios de que hacer más actividad física tenga algún efecto en el peso, pero sí descubrieron que los niños que suben de peso hacían relativamente menos ejercicio.
Los resultados indican que en un niño de siete años, un 10% de grasa corporal adicional provoca cuatro minutos menos de ejercicio moderado o vigoroso cada día.
El profesor Terry Wilkin, quien dirigió el estudio, expresa que aunque esta cifra no suene mucho, con el tiempo se vuelve significativa.
El estudio sugiere que los niños con sobrepeso quizás perciben su imagen corporal de forma negativa y como resultado prefieren no involucrarse en actividades deportivas y ejercicio.
El aumento en la grasa corporal provoca una disminución en la actividad física.
También argumenta que los niños que suben mucho peso podrían sufrir más rápido incomodidad y dolor durante el ejercicio.
Según el profesor Wilkin, las implicaciones de estos resultados son importantes porque indican que la nutrición, más que las dosis crecientes de actividad física, es la clave para combatir la obesidad infantil.
Sin embargo, otros expertos creen que el ejercicio sí tiene un papel para ayudar a los niños a perder de peso.
El doctor David Haslam, del Foro Nacional de Obesidad del Reino Unido, afirma que no deben pasarse por alto los beneficios del ejercicio para la salud de los niños.
"Este estudio nos obliga a cuestionar nuestras ideas establecidas sobre la obesidad infantil", dice.
"Pero como especialistas no podemos tomar estos resultados al pie de la letra y permitir que los niños se vuelvan tan perezosos como les plazca. Eso sería un error catastrófico".
Fuente: BBC
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