En las pruebas realizadas con 29 personas, se demostró que los individuos genéticamente predispuestos a conducir mal, el 30% de la población en Estados Unidos, comete más errores conduciendo, explican los científicos.
La variante genética responsable de esta característica limita la disponibilidad en el organismo de una proteína denominada factor neurotrópico derivado del cerebro (BDNF). Esta proteína potencia la comunicación entre las neuronas.
Cuando una persona está realizando cualquier tarea, la BDNF es segregada en el área cerebral conectada con dicha tarea, ayudando así a que el cuerpo responda correctamente. En el caso de la conducción, la escasez de BDNF condicionaría las respuestas motoras de los conductores, así como su capacidad para recordar acciones realizadas anteriormente.
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