¿Será posible en el futuro recargar el móvil o el MP3 con el constante movimiento respiratorio de nuestro tórax?
Aunque parezca ciencia ficción, esto es posible gracias a una propiedad de algunos materiales denominada piezoelectricidad. Un material piezoeléctrico genera un determinado voltaje eléctrico al ser deformado, una característica que resulta sumamente útil para fabricar desde los más complejos sensores electrónicos hasta encendedores automáticos (al pulsar el botón, lo que hacemos es deformar un material piezoeléctrico hasta el punto que genera una chispa debido a la diferencia de potencial eléctrico).
Los implantes experimentales (como el de la foto) son finas láminas de silicona que contienen un piezoeléctrico en su interior, en concreto PZT (zirconato-titanato de plomo), que es tan eficiente que convierte el 80% de la energía mecánica aplicada sobre él en eléctrica.
Los implantes se pueden colocar en muchos lugares en los que se produce movimiento constante. El movimiento respiratorio es el caso más claro, pero hay otros muchos. Por ejemplo, cualquier articulación sería un lugar idóneo para producir electricidad mientras caminamos.
Evidentemente, las posibilidades de estos implantes van mucho más allá que la de recargar la batería del móvil (dudo que haya gente tan ‘geek’ como para implantarse un cargador en el cuerpo). El caso más claro es el de los marcapasos, que requieren una delicada intervención quirúrgica para remplazar la batería antes de que se agote. Con estos implantes piezoeléctricos, el paciente tendría una batería perpetuamente alimentada.
Y en realidad, tampoco hace falta insertar estos implantes en el cuerpo para aprovechar el efecto piezoeléctrico. Por ejemplo, se podrían insertar fácilmente en la suela del zapato, con lo cual generaríamos electricidad a cada pisada. Claro que podría ser divertido recargar el teléfono enchufándolo al zapato como si fuese el zapatófono del Inspector Gadget Superagente 86.
Via: The Register
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